miércoles, 13 de octubre de 2010

Enunciación # 10

De cuánto cuesta Moscú o ¿Cómo suena Notre Dame?

En los 28 países francoparlantes que conforman la gran lista de barbaries en localidades no alcanzadas, nadie era capaz de responder la encuesta creada por la organización "God is at work" que planeaba, en sus inicios, dejar en un segundo plano del interés mundial el gran problema de alimentación que existía en las espesas tierras africanas.

La serie de preguntas realizadas al común denominador de los países nombrados, cuestionaba y ponía en evidencia la incapacidad de estas personas para relacionar conceptos y encontrar raíces en los planteamientos de intereses bilaterales de las colonias y colonizados. Luego de tres años de estudio permanente y de insistencia que sería luego catalogada de innecesaria por la organización, decidieron cambiar el sistema implementando una nueva mentalidad para afrontar a la población "discapacitada" y así justificar, de una manera u otra, la injusta humillación que había ocasionado la publicación de un artículo de corte informativo en una revista sensacionalista del sur francés llamado: "¿Cómo suena Notre Dame?".

En las inmediaciones de la organización benéfica, Younoussa Djao Abidjan, Secretario improvisado para dar una rueda de prensa en la que se anunciaría los nuevos métodos para evaluar la situación actual de la "United West Africa", preparó con cautela las palabras que había escrito el comité de prensa de la firma, cosa que, bajo su juicio, era de muy mala educación. Encontró el acento que lo afirmaría ante su gente como un embajador e incluso trabajó unas miradas para las cámaras. En pleno proceso, según cuenta él, decidió que era necesario "hacer públicas las infamias que había cometido Stephen Neill", un sacerdote ortodoxo y patrocinantes de las misiones católicas en el continente negro. Para Djao, Neill "había encontrado la manera de sacar provecho económico de unos países que difícilmente se mantienen respirando" y que, para ser sinceros, "ya no tenía sentido todo este asunto de la reforma religiosa".

De los 12.622.000 habitantes que ocupan la capital de Rusia, 3.125.000 tienen una idea remota de dónde queda Seychelles. Su alcalde,Yuriy Luzhkov, embriagado por el frío según las disculpas que pediría dos días después, declaró que sólo Moscú tenía la identidad suficiente para afrontar una guerra de cualquier índole por ella misma. Esto no gustó en las altas cúpulas del partido y de las diez instancias administrativas que llevan esta ciudad con cuidado divino, seis hicieron incapié en que las declaraciones del alcalde respondían a un estado crítico de desfachatez.

La mañana siguiente de la disculpa, se celebró en las calles de Moscú la segunda marcha del orgullo gay y de respeto a los transexuales. El alcalde, haciendo muestra de su débil habilidad para acomodarse en aguas revueltas, catalogó de "Acto Satánico" lo que ocurría en las calles y mandó siglas ofensivas a los marchistas, que claramente eran todos Homosexuales.

"...mi Moscú nunca ha permitido ni permitirá actos de esta categoría. El orgullo gay moscovita no puede manifestarse libremente, de hecho, no puede llevarse con orgullo. Hay que darle una lección a estos hombres, o lo que sean, llevándolos a todos a la cárcel..."

Cuando se le preguntó por la discusión que existía entre algunos miembros del congreso y un grupo promotor del bienestar ruso sobre la revaloración de Moscú como centro turístico mundial, el máximo mandatario capitalino respondió, aclarando la garganta, que "de ser necesario pondría en subasta por un día a la ciudad entera si fuera por su propio bien", luego de esto, descubriendo un poco el cuello, reconoció, "...pero, claro, nuestra Moscú no tiene precio...".


Ahora nos podemos ir de nuevo de paseo.

jueves, 19 de agosto de 2010

Enunciación # 9

Quitiplás

Que a mí no me gusta eso, señorita, dije y ahora me da mucho miedo. El otro día saqué y me robó plata, entonces ahora prefiero hacerlo por aquí, no se complique. No, porque es mejor aquí ahora que está clarito, sabe y uno no se asusta. Yo sé que no hay cola pero hágamelfavor y no se complique, deme mi platica y yo me voy ahora. Y yo que le decía la vuelta y se quedaba dándole al timbre para que cambiaran el número y ya no había cajero en la 7, 8 y 9 porque no había aire. Tanto que me obligó a moverme porque y que no podía colaborar que en otro lado y que la cosa se iba a quedar así, señor, por favor muévase y dale y dale al timbre para que cambiaran de número. Tanto que cuando volteé ya no había cajero en la 2, la 4 y 5 y entraba pura brisa que te atraganta y te da en la espalda la piedra honda de la soledad egoísta y unas viejas con corsé y período que se amontonaban viéndome así y yo así viéndolas y guiñando todo, como diciendo putas y yo con tanto miedo que recurrí al volumen. Ajá, como un golpe, pero trayendo polvo porque si una vez te roba plata te va a seguir sacando y la sordera es una mierda que se le pega a los uniformados, dije y se cerraron las cejas tanto como las santamarías y yo que me hiciera el favor de darme la plata, sabe porque estoy muy cansado y me daba miedo que me quitaran más y el timbre ya no sonaba así le diera tiquiquitiqui y el salón vacío y el salón vacío y el salón vacío. Así sí el proceso con trompeta y trancao´ y toda la patria bonita, pero sin bochinche ni colores, dije mientras se iban acercando al paso independentista y la gloria del ciego que no ve y no tiene miedo alguno de que lo agarre la vuelta y le ruede el corazón pa´ un lado, dije y miro y ya no quedaba nadie en la oficinita y en la 1, la 3 y la seis, que estaba muy asustado, que con azúcar o papelón se calmaba todo pero no entendían. Tanto miedo contagioso que se les puso en los ojos porque no entendían que todo bajaba poco a poco sin número y siendo el centro de una rueda que si se asusta dispara. Todo bajaba tan lento que rezó el de los bigotes y se mordió el labio tres veces y yo devoto de San Miguel Arcángel y la raya y los números pares, dijo y bajaba más lento que yo. Puede ser, pero uno no sabe quién piensa como uno y te ayuda o si el calor, señor, que no y los nervios son razón de lo que se puede y el miedo, carajo, dice dándole al martillo eterno de los timbres que cambian de turno de tiempo de país y de verbo y te asustas con él que no entendía nada por el susto y se quedó viendo la mano que ya no se abatía contra el pecho ni dormía a Elvira ni pretendía sudor o trabajo ni era la mano fiel ni la mano perdida ni la que reconoce el guajiro de tu piel ni la mano que golpeaba a la otra mano ni tenía miedo y ya no se persigna ni la que te busca ni la que te pinta ni la que aplaude sola cuando se nos pone fría en la cola del andén. Ni la mano roja ni la mano blanca.

viernes, 28 de mayo de 2010

Enunciación # 8 - Blau.

"Tan pobre era, al fin de cuentas, la plenitud final de la conquista" - Carlos Martínez Moreno.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Enunciación # 7: Sé todos los cuentos.

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.

León Felipe.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Enunciación # 6

De esos días la Yegua quedó aislada. Porque no le gustaba mucho la cosa que se movía por debajo de la mesa, decía, que aún parándosele el segundero, ella sabía que no era para allá. Que eso es muy jodido. Y negra ella más negra que nadie, mujer. De esos días, es más, nacieron dos niños dándole candela al mocho. Como quien no quiere la cosa, tú, le dicen ahora a la Yegua que se va. Porque cinco carreteros miopes siempre se enamoran de la más, de la que les deja en una esquina de la memoria un mantelito y tres velas. Se reunieron todos abajo, saliendo como quien va para Caballo, y la jalaron para que dejara, por lo menos, una clave en La Corredera. Y se fue la Yegua, coma. Cómo no se va a ir, pues. Todos viéndola. Pasando de perfil frente a los que la cargaron antes. Mira que otrora voltea y mira cuando se me pone de gallina la piel.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Enunciación # 5

Foto: Nicolàs Manzano.

Cuando lo mandaron a despegar su primer cartel, lo que más le molestó de su humillación extremadamente pública, no fue tener que soportar con sonrojo la dolorosa tarea de quitar una idea ilegal, fue que el guardia de turno, con pocos argumentos para defender sus acciones, abogara por su extranjería como razón de peso para sus vandalismos. Desde ese día, con la disciplina del desconfiado, con fobias y secciones, jamas volvió a separar a la persona de la función que realiza y lo que esto genera. Porque Julio entendía que era necesario cambiar algo, y que si a profundidad no sabía muy bien qué, sabía que a él le había tocado, de primera mano, el más complicado de los presagios.


Promulgó un principio básico de clasificación y determinó qué le generaba qué. Depurando, cual proceso, a quien no es apto. Manteniendo su repulsiva distancia con quien fomentara una sospecha de identidad, algo que no estuviera completamente definido como institución o mito. Que no quería que la especulación de los ornamentos se confundiera con las capacidades apreciativas de sus conductas. Ya no le interesaba, ni siquiera, obtener algún tipo de retribución por sus buenas acciones, como una desmotivación sistemática consecuencia de la reclusión más represiva, y se fastidió. Tanto adorno para él mismo aburre, dijo. por aquí ya no importa mucho, casi como ejercicio se mantuvo en vilo de algún enemigo, pero las cosas se ponen sencillas cuando se justifican con un desorden, con que no se siente bien y quiere descansar, dice. A veces ya ni escribía. La dialéctica, contaba ahora, sólo había servido para separar, que lo de Barranquilla era tonto. Y se fueron yendo todos, quedaron los que les dignificaba el trabajo, a los que leer los hará libres, gritaban. Pero no fue todo tan sórdido, había a quienes les convenía estar ahí por generación. Eran los que apostaban a la historia encandilados por los pulsos estéticos del racionalismo máximo. Las confusiones típicas de los inquietos, decía. Y se fue. Dejando el nombre para las justificaciones más insólitas desde su extranjería hasta su solución. Vamos, que ya no había que quitar más pancartas. Se dice menos y se hace más desde adentro, dijo. Para integrarse más, ensayó su falta y mantuvo un trato cordial con los enemigos, para mantenerlos cerca. El más justo y democrático de todos los derechos: La Libertad de Asociación.
Ya por aquí no pasa mucho.


Anaxágora, 2009.

lunes, 10 de agosto de 2009

Enunciación # 4

No me voy a quedar dando largas explicaciones sobre cómo fue o exactamente dónde. Esas cosas hacen que los lectores se vayan y no nos interesa que eso pase. Estaba lloviendo - acotación clave para que se haya dado la situación - llovía a cántaros, y como no habíamos planteado bien un punto de encuentro, decidí esperar en una librería que queda justo a la salida del metro, que, aunque estaba claramente marcada por una ideología, servía para no mojarme y quemar un poco el tiempo que me daba la lluvia. Estaba revisando una antología pesada de poesía brasileña cuando entró un hombre alto y flaco de unos treinta y tantos años. Quisiera decir que no le presté mucha atención al momento, pero el aburrimiento de la palabra tropical me hizo distraerme más rápido con el maletín de incoherentes proporciones que llevaba este tipo flaco. Apenas entró lo dejó en el suelo y siguió caminando sin él. Yo, bueno, seguí viendo libros con escudos y banderas mientras de reojo vigilaba el recorrido del tipo. Agarró un libro de Saramago y revisó la última página, abanicó el libro y lo volvió a dejar ahí, en el mismo lugar donde estaba, miró a los lados y creo que me vio viéndolo, yo volví la mirada y seguí agarrando un libro y soltando otro, como para disimular, pero la verdad es que ya estaba atento solamente a lo que pasaba con ese maletín abandonado en el medio de la librería. "Argentina, Límite del Sur", abanicazo, última página y de nuevo a su sitio. Este tipo está de joda, pensé yo, seguro se metió aquí porque las computadoras de Metronet están todas ocupadas y no tiene más nada que hacer, pero justo cuando ya empezaba a voltear menos seguido para ver las acciones del amigo flaco, abrió dos libros, uno con cada mano y ahí sí que sospeché más. Se desesperó un poco y creo que empezó a sudar, se llevo las manos a la cintura, subió la mirada al último estante y volteó para ver dónde estaba la encargada de la tienda. Hizo un gesto que rompió con todo el ritmo de la tienda dando un brinco para poder alcanzar un ejemplar de "Apuntes Autistas". Lo bajo después de dos brincos. Cuando lo tuvo en las manos lo abrió violentamente en la última página y cuando se disponía a abanicarlo, la encargada se le acercó y le preguntó algo, no pude escuchar bien qué decía, pero supuse por la cara del tipo flaco que era una interrogante incómoda. Accidentalmente me acerqué al señor para el momento en que empezaba a abanicar el libro de Fuguet. La lluvia ya había empezado a calmarse y la encargada se había sumergido en una computadora pequeña sobre su escritorio, yo juro haber visto el suspiro más grande que alguien puede dar. Abanicando el libro, cayó un sobre al suelo. Un sobre de carta con un nombre escrito a bolígrafo. El señor flaco, olvidado del maletín por completo, dudó unos segundos antes de agarrar la carta. Sonrió y se sentó a ver el sobre. Miré a los lados para ver si alguien más se había dado cuenta, pero ya sólo estábamos el señor y yo en el lugar. Abrió la carta con calma, como si encontrarla hubiese sido el fin y ahí terminaran las ansias, la leyó con tanta pasividad que llegué a pensar que el papel estaba en blanco. Al terminar, viendo a un punto fijo de la librería, tomó un bolígrafo y la revisó. Con una convicción imprevista, hizo unos tachones y escribió otras cosas. En ese momento volteó a revisar dónde había dejado el maletín, lo agarró, se dio vuelta y metió el sobre dentro. Suspiró una vez más antes de irse. Ya había escampado por completo.